domingo, 20 de marzo de 2016

El viacrusis cardenal, por donde se le mire.

Independiente Santa Fe vive hoy una gran crisis, que degeneró en pérdidas muy sensibles. En retrospectiva: la más reciente, el partido contra el rival con el que no debía perderse; la del técnico, quien como sea, venía haciendo las cosas bien; logró el título de la Copa Sudamericana; y la de Omar Pérez, un ícono en la historia más reciente del club cardenal.

Todo empezó el sábado 19 de marzo, cuando todo parecía iba bien, luego de los triunfos ante Cobresal,  ¡ renunció Omar Pérez ! . Estalló una situación que aunque no era manifiesta, se empezaba a notar por el distanciamiento entre el capitán santafereño y el técnico Gerardo Pelusso. El volante cardenal, no era tenido en cuenta desde la lesión en el año 2015; justificable en ese momento desde el punto de vista físico. Luego considerado pero con altibajos en los que la titularidad del argentino era algo anormal, se le daban pocos minutos. Ahora cuando estaba listo para volver, era apartado completamente de la convocatoria del equipo que enfrentaría a Millonarios.

Las reacciones no se hicieron esperar, la afición la tomó en contra del técnico. Reclamos airados, groseros y desobligantes para quien venía haciendo bien su trabajo, no solo porque había logrado armar un equipo sin dependencias, sino porque había consiguido uno de los títulos más importantes para la institución. Desde la perspectiva del aficionado, había ofendido al ídolo y por eso quien debía salir era el estratega uruguayo, y tal vez consecuente con eso, la renuncia de Pelusso ocurrió en firme,  sintió seguramente que si el problema era la dirección técnica, quien debía dar el paso al costado era el.

Ambas decisiones fueron precipitadas, la primera porque no se hizo de manera oficial y tratar de conversar antes con la presidencia. Quizá haya algo de razón en la figura Pérez, no  había razones para ignorarle. Si a Pelusso no le hacía falta en el equipo, debió pedir a la directiva una decisión en torno al jugador. En la caso de la renuncia de Pelusso, pareciera que pesó más la reacción del hincha que el compromiso contractual del uruguayo con el equipo bogotano, no se sabe si el mismo apoyo de los jugadores.

Mañana pueden llegar los arrepentimientos. Por parte del Pelusso no hay vuelta atrás, no se sabe si Perez si se ratifique, por lo menos la presidencia lo invitó a manifestarse. Eso si que la directiva en cabeza del presidente Pastrana tome las decisiones que no afecten negativamente la metas trazadas para este año, sin que para eso pesen presiones de ningún lado.

En conclusión, una semana de pasión con tres estaciones en el viacrucis cardenal; por ahora la primera con la renuncia no oficial de Omar, en la segunda estaba Pelusso con su renuncia, esta si oficial y la tercera en la que Millos aprovechó e hizo aumentar el dolor cardenal.
 
Como aprendizaje, en el futuro las pasiones habrán de tomarse con mesura, las decisiones tanto de jugadores como de cuerpo técnico deberán hacerse con inteligencia y sobreponerse a intereses personales. Para la directiva una oportunidad para recomponer, para escuchar y para revisar a tiempo los desencuentros que se generen el club.
 

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